AQUELLOS HOMBRES
Que vivieron en la puebla
Yo quiero aquí recordarles
Porque merecen la pena
A estos hombres que pasaron
Todas las calamidades
Por ganar unas pesetas
O a lo peor unos reales,
Si se querían calentar
En los inviernos de frio
Iban andando a buscar
Leña seca al lado del rio
Se lo traían al hombro
Siempre que no les pillara
La guardia civil o un guarda
Que a veces se la quitaba
Algunos de ellos se iban
A labranzas de guarreros
Y solo por la comida
Estaban el año entero
Otros se iban de gañanes
Estos araban las tierras
Que trillaban en la era,
Otros iban a regar
Y como sus compañeros
Dormían todos en el campo
En camastros o el suelo
A su cansa no venían
Para cambiarse la ropa
Al mes o a los quince días
El sábado que les toca
De ahí el refrán que decía
Hay sábado sabadete
Me pondré la ropa limpia
Y echaremos un polvete..
-Carmen Maldonado-
-Carmen Maldonado-
COMO RECUERDO MI PUEBLO
A mi pueblo lo recuerdo con mucha nostalgia de cómo era, a como
es.
Te hablaré de nuestro rio tajo con aquellas aguas cristalinas
donde todos pedíamos ir a bañarnos y con la merienda que llevábamos preparada,
por ejemplo una tortilla de patata, nos teníamos que conformar, no teníamos
para más, pero que felices éramos.También recuerdo esos patios con tantas vecinas y tanta vida.
Qué tiempos aquellos, que armonía teníamos todos.
Si alguna madre se iba a trabajar la vecina que quedaba, cuidaba
de pequeños y mayores como si fuesen su propia familia.
El pueblo era totalmente distinto con sus caños de aguas claras,
de mujeres con los cantaros a la cadera acarreando el agua desde horas muy
tempranas.
Les podría nombrar todos, el de la plazuela de Justino, ahora
más conocido por la plazuela del viernes, el caño chico, el caño grande y el de
la plazuela de redondo.
También no hay que olvidar a nuestra torre de San Miguel que se
divisa desde muchos puntos del pueblo, también es la que nos avisa de los
acontecimientos que en nuestro pueblo pasa..
Como no hablar de nuestro paseo de la Soledad que tantos
recuerdos nos trae. El nogal, porque no mencionarlo, ese patio con esos árboles
llorones que había, al final se quitaron y el patio se convirtió en una
discoteca moderna en la que reinaba la pista de cemento y las luces de neón.
Qué bonitos recuerdos y como cambiaron con el paso del tiempo. No quiero despedirme sin hablar de los encierros, la verdad es
que soy una enamorada de ellos y hoy con los años que tengo todavía los sigo
disfrutando.
- Pilar Martín de Eugenio-
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